¿Alguna vez lavaste un sweter y al secarlo, se te encogió hasta quedar varios talles más chico?
La lana apelmazada, pesada, sin aire...
Bien: así les sucede a muchas personas sensibles y lúcidas, que, desde una sobre-modestia neurótica, evitan expandir su identidad por temor a su propio Ego.
Han nacido para ser talla extra-large... pero viven small!
Veamos: los griegos acuñaron el concepto de hybris: lo que le sucede a quien, estando egocentrado, cree estar más allá del Ego, y se autopercibe como sublime, trascendido...
Hoy en día hay una verdadera plaga de "maestros" y seudo-sanadores que en verdad padecen de este trastorno. La Teología le llama soberbia espiritual, y la Psicología lo define como inflación del Ego (peligroso para quien lo vivencia y para sus "seguidores"!).
Volvamos al principio: quien está en real contacto con lo esencial de sí mismo muchas veces se auto-disminuye porque teme convertirse en alguien así.
Y no está mal ser prudente, pues quien es tomado por su propio Ego suele ser el último en advertirlo: como decía Jung, "No puedes ver a un león que te ha comido".
Sin embargo... no es encogiéndonos como neutralizamos esta amenaza, sino exponiéndonos a la vida.
Sólo así conocemos de qué estamos hechos: la vida hurga dentro nuestro y constata la calidad de nuestra materia prima.
¿Cómo va uno a descubrirla si vive contraído? Evitar expandirte no te salva del Ego; de hecho, para verlo de frente es necesario actuar en el mundo.
El Ego es nuestra parte animal psicologizada: haciéndola salir al ruedo uno aprende a domesticarla!
La ecuación es la siguiente: si quienes están enfermos de hybris sí ocupan amplio espacio, y en cambio las personas sanas y lúcidas se retraen... éstas les están cediendo su lugar! (A la vista están los resultados...)
Entonces: a desencogerse! A desperezarse por dentro! Si cada persona modesta y consciente ejerce con convicción su participación en el juego de la vida, (con atención vigilante, para que el león no se la coma!)... quizás aún podamos redireccionar el rumbo de esta confusa Humanidad.
Participar. En acciones ecologistas y solidarias, en buscar justicia social, en generar arte, en difundir valores...
No alcanza con pensar diferente: es necesario convertir esa diferencia en acción. Cómo? Dándose. Cuándo? Ahora!!
Vivir vivo sólo se trata de un juego, pero un juego alegre y a la vez muy comprometido. Así lo describió Lanza del Vasto, amigo y discípulo de Gandhi:
"Juega a dar: no hay juego más entretenido.
Date, gástate, compártete, piensa, canta:
actúa como lo hacemos al cantar.
Que la heredera ingrata, la Muerte,
encuentre los cofres vacíos
cuando venga a reclamar su parte;
que sólo halle
los restos de una fiesta
y la morada abandonada."
La lana apelmazada, pesada, sin aire...
Bien: así les sucede a muchas personas sensibles y lúcidas, que, desde una sobre-modestia neurótica, evitan expandir su identidad por temor a su propio Ego.
Han nacido para ser talla extra-large... pero viven small!
Veamos: los griegos acuñaron el concepto de hybris: lo que le sucede a quien, estando egocentrado, cree estar más allá del Ego, y se autopercibe como sublime, trascendido...
Hoy en día hay una verdadera plaga de "maestros" y seudo-sanadores que en verdad padecen de este trastorno. La Teología le llama soberbia espiritual, y la Psicología lo define como inflación del Ego (peligroso para quien lo vivencia y para sus "seguidores"!).
Volvamos al principio: quien está en real contacto con lo esencial de sí mismo muchas veces se auto-disminuye porque teme convertirse en alguien así.
Y no está mal ser prudente, pues quien es tomado por su propio Ego suele ser el último en advertirlo: como decía Jung, "No puedes ver a un león que te ha comido".
Sin embargo... no es encogiéndonos como neutralizamos esta amenaza, sino exponiéndonos a la vida.
Sólo así conocemos de qué estamos hechos: la vida hurga dentro nuestro y constata la calidad de nuestra materia prima.
¿Cómo va uno a descubrirla si vive contraído? Evitar expandirte no te salva del Ego; de hecho, para verlo de frente es necesario actuar en el mundo.
El Ego es nuestra parte animal psicologizada: haciéndola salir al ruedo uno aprende a domesticarla!
La ecuación es la siguiente: si quienes están enfermos de hybris sí ocupan amplio espacio, y en cambio las personas sanas y lúcidas se retraen... éstas les están cediendo su lugar! (A la vista están los resultados...)
Entonces: a desencogerse! A desperezarse por dentro! Si cada persona modesta y consciente ejerce con convicción su participación en el juego de la vida, (con atención vigilante, para que el león no se la coma!)... quizás aún podamos redireccionar el rumbo de esta confusa Humanidad.
Participar. En acciones ecologistas y solidarias, en buscar justicia social, en generar arte, en difundir valores...
No alcanza con pensar diferente: es necesario convertir esa diferencia en acción. Cómo? Dándose. Cuándo? Ahora!!
Vivir vivo sólo se trata de un juego, pero un juego alegre y a la vez muy comprometido. Así lo describió Lanza del Vasto, amigo y discípulo de Gandhi:
"Juega a dar: no hay juego más entretenido.
Date, gástate, compártete, piensa, canta:
actúa como lo hacemos al cantar.
Que la heredera ingrata, la Muerte,
encuentre los cofres vacíos
cuando venga a reclamar su parte;
que sólo halle
los restos de una fiesta
y la morada abandonada."
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