Cuentan que al calentar agua, una señora la dejó pasar de punto; ya estaba en ebullición y cuando agarró la olla para tirar el agua, se quemó una gran parte de su mano porque el agua hirviente saltó hacia afuera cuando ella trataba de mover el recipiente.
Colocó entonces la mano debajo de la llave de agua fría, bastante tiempo para evitar el calor inicial, aunque el dolor era tremendo. Luego, rompió 2 huevos y separó las claras batiéndolas un poco, y puso en la mano esa cosa floja, que era la clara.
Su mano estaba tan quemada que, en cuanto ella colocaba la clara encima de la piel ésta se secaba y quedaba una película que después se enteró, era colágeno natural.
Estuvo por lo menos una hora colocando capa tras capa de claras en la mano. Por la tarde, no sintió más dolor y al día siguiente apenas había una marca rojiza-morada donde se había quemado.
Ella pensó que quedaría con una cicatriz horrible, pero para su sorpresa, después de 10 días estaba sin ninguna marca de lo acontecido, no tenía NADA !!! Ni el color de la piel cambió; esa parte quemada, se recuperó totalmente por el colágeno existente en la clara de los huevos que en realidad, es una placenta y está llena de vitaminas.
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