- Te moldearé. - Le dijo el hacha al pedazo de hierro mientras descendía con toda su fuerza sobre uno de sus costados. Pero a cada golpe que le daba iba perdiendo su filo, hasta que después de un rato aquella herramienta no pudo más, había quedado completamente obtusa.
- Déjenmelo a mí. - Repuso el serrucho mientras clavaba sus dientes en el pedazo de hierro, los cuales fueron desapareciendo uno por uno.